martes, 15 de junio de 2010

Fan-Made Project


Es conocido el hecho de que en estos eventos uno no va solamente a comer, conversar, escuchar música copada y comprar parafernalia propia del lugar a un precio más barato. Si bien hay un gran número de personas ahí afuera que solo va a eso, no todos lo hacen; otra gran parte de la comunidad va a participar, ser los protagonistas por un rato o, simplemente, pasarla bomba y encontrarse con gente tan copada como uno mismo.


Estamos hablando de cosas hechas por la comunidad, estamos hablando de llamar la atención y reírnos de otros iguales a nosotros, estamos hablando de sentarnos a conversar con alguien a quien llamamos por el nombre de un personaje, y, también, estamos hablando de la habilidad de romper un colchón con tal de hacer las alas de Angewomon. Damas y caballeros… Karaoke y Cosplay!


Karaoke


El evento en sí contaba con una excelente organización, puesto que en la misma pantalla de proyecciones se mostraba la letra e imágenes del animé que correspondía a la canción adecuada. Además, había como recompensa un premio de 100 pesos en órdenes de compra con los auspiciantes (que incluyen, principalmente, a Shibuya Station, Purocomic, Amazing Game Store y Milenario Comic), y se iban a observar, específicamente y por un jurado de tres personas a determinar, Melodía, ritmo y afinación; pronunciación adecuada y dominio de escena.


En sí, el Karaoke no tuvo la acogida que debería haber tenido o, mejor dicho, el público no le dio demasiada cabida. Quizá sea por el hecho de cantar canciones dentro de todo serenas y que nadie se haya jugado a hacer, por ejemplo, un Ichirin no Hana. Entre otros temas que se cantaron, pasaron We got Power (en una versión sinceramente desastrosa), Again, Be Your Girl, Butterfly, Catch you Cath me, Haruka Hanata (mas o menos lo mejorcito), y una insoportable metralleta de God Knows (tres veces seguidas, no es joda).


Cosplay


Más variedad y calidad de la que vimos hasta ahora es lo primero que se me viene a la cabeza cuando pienso en el concurso de Cosplay de este año en el Daruma Party, y resulta lógico ver esa cantidad de muchachos disfrazados cuando el primer premio era de 600 pesos, el segundo de 250 y el tercero de 150. No es para despreciar <.<


Pero no todo es plata, che, dejen de pensar en los billetes. El grupo Daruma brindó un excelente servicio al orquestar de manera perfecta este momento del evento, especialmente por detalles que no son tomados en cuenta en esta clase de reuniones. Por ejemplo, el grupo Daruma es, si la memoria no me traiciona, el primero en la ciudad de Rosario en incorporar los vestuarios para los Cosplayers, además de un servicio fotográfico íntegramente dedicado a ese momento del evento. Esto es excelente, especialmente para los cosplayers, porque reduce muchísimas de las incomodidades a las que se ve sumido uno cuando empieza en esta clase de caminos.


Por variedad, hubo un montonazo, tantos que ni se por donde empezar a mencionar. Había un Mario y un Luigi, había gente de Code Geass, de Assasin’s Creed II y de La Naranja Mecánica. Había muchachas de Sailor Moon, un pibe disfrazado de Vocaloid, el infaltable L y el inexplicable pedejo de ropas rasgadas y manchas de sangre hechas con témpera.


Pero eso no es todo. Había cosplays repetidos y cosplays nuevos; una Blair vestida completamente de Vinilo, una Lara Croft y un Alphonse Elric al que supusimos le costaba bastante respirar. Y esos solo son algunos…


Obviamente, no faltó un Narutowoman (que se desnudó en escena), y nos sorprendió muchísimo ver un Avatar, aunque ya aburría ver tantos personajes de Devil May Cry. Un Afro-Samurai y unos cuantos de Naruto y Bleach.


Francamente no nos podemos quejar, especialmente porque la mayoría de los cosplayers eran muy buena onda y se la pasaban charlando con la gente. Además del hecho de que el Grupo Daruma nos abrió las puertas para que uno de nosotros fuera jurado en este evento.

La infraestructura y la organización funcionaron como un reloj y no hubo problemas de ningún tipo, excepto quizás que Edüardo no tomó el tiempo necesario para que los jueces elaborasen las respuestas (lo cual es entendible con la cantidad de participantes) y esto desató una competencia entre Otto y el público, bastante divertida por cierto.

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