viernes, 16 de abril de 2010

Merdichesky, un Policía como Muchos



Los autores de historietas argentinas son nutridos, excelsos y variados. Eso diría una nota que empezara con cursilería de blog de cuarta, pero como nosotros somos uno de quinta, arrancará de otra manera.

Hablando de historieta argentina, todavía no hicimos una reseña demasiado extensa, pero es más por ser colgados y no por falta de material, o ganas. Y como por ahora no hay disponibilidad para una serie de notas violentas, nos vamos a tener que contentar con otra respecto a uno de los guionistas más importantes del rubro, asociado en dupla con otro de los dibujantes mas representantes.

Estamos hablando nada más y nada menos que del dúo Trillo/Altuna. Lectores fieles de Frikilogía habrán recabado alguna información de estos dos autores, guionista y dibujante, que hicieron más de un trabajo genial en su época, gracias a aquella nota dedicada a Las Puertitas del Señor López. Allí Altuna y Trillo nos deleitaban con la vida de un oficinista mediocre que tenía sus escapismos en delirios propios. Hoy, retomando la cultura del hombre común pobretón, nos deleitan con el pascual de Merdichesky. Pasen y vean.




El Plomero, El Gasista y el Electricista contra King Kong y McDonalds



Merdichesky arranca tranquilo, con ese estilo que es tan propio de estos dos autores de falta de texto explicativo y dialogo insinuante, narrándonos la vida del insignificante agente de policía homónimo, realmente un pobre tipo que se ve envuelto en los propios líos en que él se mete por su propia inactividad. En una nota hecha años atrás a Trillo, él mismo declamaba que era un hijo de la colonización norteamericana. Aquí mismo podemos ver esta herencia, porque la estructura misma del cómic está planteado como un policial negro yankee.

El tema es que, como bien me decían hace un tiempo, los autores latinoamericanos no pueden evitar poner mucho de si mismos en sus trabajos. El tema es que no hay demasiados guionistas donde se puede apreciar el producto porque, como también decía Eduardo Rossi en el Entrecuadros de Diciembre pasado (léase el Parvulario, CEC actividades), se ve muy comprometida la profesionalidad de cada uno en sus propios trabajos, y también tenemos un par de esos entre nosotros.


Pero estoy perdiendo el punto. A lo que iba era a que en Merdichesky se ve perfectamente la unión entre la sátira y la cotidianeidad comunacha de todos los días (mates, tradición de tomar la leche, entre otras), mezclado con un par de figuras mas y el lenguaje utilizado entre los personajes de turno, incluye dentro de la obra situaciones innegablemente argentinas. No obstante, también sobreabundan elementos del género (policial negro), lo cual hacen que la obra, en su totalidad, pueda ser leída desde las dos costas sin que ningún lector deje de sentirla como algo muy propio y ajeno al mismo tiempo.



Paredón y Falcon Verde


A pesar de que hay obras como ésta que sobrevivieron impolut

as a la contaminación cultural irracional y vejadora de ideas, también las hay quienes no escaparon, y es innegable el impacto que tuvo sobre la historieta Argentina, como sobre muchísimos otros rubros artísticos e intelectuales, el golpe del ’76. Cuando una obra puede transmitir sentimientos, situaciones, vivencias y cuadros expresamente alegóricos, las tijeras de la censura no se hacen esperar y cortan no solo las obras, sino también a sus autores.


Merdichesky mismo no se vio ni se ve afectado por ninguna persecución, pero es innegable el hecho de que saberte ejerciendo una profesión que te puede hacer desaparecer condiciona al autor a escribir cierta clase de obras y a dibujar cierta clase de personajes; otra forma de censura, un poco menos violenta y detectable. Y a pesar de que este duo dinámico ha esclarecido, a lo largo de sus contadas obras, un marco de referencia en contra de ciert

o contexto (atacando al contexto como tal y no a las figuras de turno, lo que le da un poco más de trascendencia), no podemos decir que han mantenido una lucha pareja.


Si podemos decir que la trayectoria de la historieta argentina ha sufrido y sigue sufriendo hoy de la segada que nos pegaron por esos años, intelectual y culturalmente hablando; inclusive hoy, a 34 años de que aquel contexto apareciera, seguimos teniendo sujetos que combaten espectros del pasado (con justificación, obviamente) de una manera repetitiva y poco resuelta.


Sin embargo, es solo una generalización, y las generalizaciones encierran una verdad parcial y una mentira potencial; y como esta sección de la nota ya se ha extendido

demasiado, dejo el resto del contenido para otra, más particular.



El Tipo Medio-Pelo



Merdichesky narra la historia de un policía típico norteamericano, o a decir verdad, de la caricatura de este personaje. El muchacho en cuestión es tipo demasiado mediocre, inútil con algunas agallas, que porta una pistola reglamentaria y está dentro del cuerpo de policías de la ciudad de Nueva York, específicamente un lugar que apodan el Precinto 15.

Merdichesky es un tipo inconsecuente e intransigente, hace mal su trabajo y no se esfuerza por completar ninguna meta. Metido en medio del baile del Hampa local, si resuelve alguna de las muchas situaciones que se le presentan es porque la solución le cae de arriba y no tiene ningún reclamo de conciencia, o llamado del deber que lo impulse a desempañar aunque sea n poco mejor su tarea.


En palabras de un blog amigo, “Su protagonista es el vivo retrato del antihéroe policial y del metepatas involuntario. Su imagen, la de este policía, digo, dista mucho del estereotipo del cana duro, implacable y sabueso sagaz. No es más que un pobre diablo, enjuto, tristón y lánguido, que no termina de saber muy bien qué hace allí y al que casi todo le sale mal, o bien pero con efectos contraproducentes. Merdichesky es un irresponsable capaz de dormirse en plena labor policial o de hacer gala de una inconsciencia preñada de honradez que, en un ejercicio de torpe inocencia, se empeñará en desentrañar tinglados de mayor envergadura, en los que andarán inmersos individuos de alto copete (el hijo del fiscal del distrito o un senador), sin darse cuenta del terreno que pisa y de la situación en la que coloca a sus propios compañeros de comisaría, el Precinto 15 como le llaman. Su olfato policial es un auténtico desastre y cuando acierta, porque en alguna ocasión da en la diana, resulta que lo hace por pura casualidad.


O sea, es una historieta que nos cuenta la vida de un policía típico argentino, poco o nada heróico, inmerso en un mundo puramente agresivo y molesto, que se le viene encima cada vez que quiere ir a visitar a su vieja, otra figura casi de ogro payasesco que nos muestra a nuestra nona italiana o gallega en medio de la metrópolis norteamericana.

Recomiendo su lectura a los lectores del género que quieran encontrar risas en medio de la seriedad de un contexto al que hay que tener en cuenta si se quiere seguir respirando, y también a los amantes de la Sátira.


Ah, casi me olvido, Merdichesky fue originalmente publicado en la separata Superhum()r (del genial e innegable Cascioli), en 1981, y fue reeditado por Planeta DeAgostini este mismo año. Vale unos quince euros y es una foto copada de la época, tanto argentina como yankee.



Un saludo



Cataqclismo

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